Segundo. Hablarás mal del jefe y de la empresa.
Tercero. No desaprovecharás la más mínima oportunidad para estar de baja.
Cuarto. No resolverás más de tres crucigramas a la semana. Hay que dejar algo para el sábado y el domingo.
Quinto. Dormirás a discreción: dos o tres horas diarias en plena jornada laboral, pero sin roncar.
Sexto. No demostrarás alegría el día de cobro, el jefe podría sospechar que están a gusto y conforme.
Séptimo. Pedirás aumento de sueldo cada tres meses.
Octavo. Te pondrás nervioso delante del jefe, para que crea que es él quien manda.
Noveno. Oirás atentamente las órdenes del jefe, pero harás lo que quieras.
Décimo. No llevarás a casa los problemas del trabajo, pero si llevarás al trabajo los problemas de casa, los deportivos, los económicos y los sentimentales. Hay que tener tema de conversación para toda la jornada.
Segundo. En caso de remota duda sobre la posesión de la razón, ¡aplíquese el primer mandamiento!.
Tercero. El jefe nunca llega tarde ni se ausenta, solo que hay asuntos más importantes que requieren su presencia en otro lado.
Cuarto. El jefe no come en su despacho, se nutre.
Quinto. El jefe no duda, medita.
Sexto. El jefe no pierde el tiempo leyendo el diario, se informa.
Séptimo. El jefe no resuelve crucigramas en horas de oficina, se cultiva.
Octavo. El jefe no tiene mala leche, posee una fuerte personalidad.
Noveno. Se entra en el despacho del jefe con ideas propias, y se sale con sus ideas.
Décimo. Los aciertos del jefe son sus aciertos, y sus equivocaciones son tus equivocaciones.
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